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Chili-shot: The killer.

Inevitablemente no todo es bueno. Un viaje genial, conocer un chingo de sitios nuevos, de gentes... pero hasta al más duro se le debe ablandar un poquito el corazón cuando a todas horas escuchas villancicos y ves anuncios de familias sonrientes. Y tú con la tuya a miles de kilómetros. A mí me tocó en Monterrey, paseando entre luces navideñas, cuando sonó Happy Xmas (war is over) de J. Lennon, la canción que pone mi madre a todo trapo cada nochevieja. Nadia también echó de menos el Mi gran noche.

Navidad en casa de las Omitas. No nos aburrimos con tanto niño

Así las cosas, es difícil exagerar lo agradecidos que estamos a la Oma Ceci y la Oma chiquita. La madre y la abuela de David nos acogieron para navidades como a un par de nietos más, y no tienen pocos. Con ellos aprendimos que en México en estas fechas se golpea la piñata, que tiene siete picos para simbolizar los siete pecados capitales. Se supone que si los atacas (a bastonazos) luego recoges los frutos (dulces y cacahuates, muy importante que lleve cacahuates).

Si solo coges la parte izquierda de la foto, podría ser un revolucionario en una manifa. Pero no.

Después de las fiestas condujimos hasta Potrero Chico, la que decían que era la meca de la escalada en México. No sé si fue culpa del tiempo, de los cientos de gringos gritando (y aullando, literalmente) o de la roca regular del lugar, pero yo nos fuimos de allí pensando... recorremos medio mundo para tener vías de 500 metros de caliza, con paredes verticales? El Naranjo le da mil vueltas, y lo tenemos en Asturias.

Lo mejor de Potrero fue pasar la pre-nochevieja de barbacoa con Juanjo, Masterchef, Aeroméxico* & Co., un grupo de amiguetes de Guadalajara (debería decir alcarreños?) con los que aprendimos que un shot de tequila servido en un chile NO es una buena idea. Qué grandes.

Y ahora ya, por fin conduciendo hacia el sur. Desde Monterrey hicimos una parada en Ciudad Valles para visitar el nacimiento del río Taninul, una cueva con aguas termales turquesas en la que estuvimos completamente solos bañándonos. Quizá porque para llegar había que caminar como una hora por las vías del tren y porque puede ser que hubiera pececillos a los que les encanta mordisquearte. Detallitos. La siguiente parada fue Xilitla, donde están los jardines y pozas surrealistas de Edward James, una especie de Quinta da Regaleira Mexicana o de Cabanes d'Argelaguer con más cemento.

Nadia disfrutando como una niña chica en Xilitla
La única foto en la que no salimos en porretillas del nacimiento del Taninul

Hartos de tanta niebla y tanta selva, hemos decidido tirar a donde mejor nos hemos sentido hasta ahora, Bernal, que el desierto nos trata muy bien; aunque pronto estaremos de vuelta en el DF. La Quebradora necesita una revisada definitiva antes de marchar (la batería de arranque ha dicho goodbye) y lo único que yo había construido, el techo, se viene abajo. Oh sorpresa. Igualmente el 12 de enero tenemos una observación en el Centro Cultural de España en México y estamos moviendo un taller en una okupa allí, también.

Más que nunca, nos despedimos con un abrazo largo y sincero a nuestras familias y a nuestros amigos, que el mundo es un lugar lleno de cosas apasionantes pero se siente un poco vacío sin vosotros.

* Sí, le acabamos llamando Aeroméxico de los vuelos sin motor que se dió escalando.

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